la próxima gran cena
La próxima cena familiar se perfilaba como una gran reunión, con parientes de todas partes. En el chat del grupo familiar bullía la emoción, llena de planes y preparativos. Esta vez, mi ansiedad habitual se vio atenuada por una tranquila determinación. No era la conocida sensación de temor, era algo diferente. No me estaba preparando sólo para una comida; me estaba preparando para un momento. Con todos reunidos, parecía la oportunidad perfecta. Una oportunidad para romper por fin el ciclo.

La próxima gran cena
defender a los demás
Me di cuenta de que era mi oportunidad de adoptar una postura, no sólo para defenderme a mí misma, sino también para hablar en nombre de los demás. Recordé aquellas conversaciones silenciosas y sinceras, imaginando el apoyo tácito de quienes, como yo, se habían cansado de la toxicidad de nuestra matriarca. Intencionadamente o no, sus palabras me habían empujado hacia delante, dándome la determinación que necesitaba. Este momento requería algo más que palabras: exigía valentía, respaldada por la unidad. Quedó claro que se trataba de algo más que de mi propia dignidad; se trataba de representar a un colectivo silencioso, y ese propósito se convirtió en la luz que me guiaba.

Defender a los demás