Una zona prohibida
Desde el instante en que Emma comenzó a atender a Tom, él dejó un hecho muy evidente: el sótano estaba prohibido. “Ahí hay cosas”, afirmaba con una mirada cautelosa, “recuerdos antiguos, cosas que es preferible no tocar”. La intensidad de su voz, llena de peso y cautela, provocó que Emma se cuestionara qué habría bajo ella. Sin embargo, honró sus anhelos, manteniéndose constantemente alejada de la puerta del sótano, a pesar de que su curiosidad nunca se disipó completamente.

Una Zona Prohibida
Regalos de Tom
Al convertirse las semanas en meses, Tom comenzó a impresionar a Emma con pequeños obsequios. Inicialmente, le parecían familiares: una baratija en un lugar, un pañuelo en otro. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzó a percibir una inusual familiaridad en ellos. El medallón que le obsequió, a pesar de haberse deteriorado con el transcurso del tiempo, tenía una gran similitud con uno que ella había perdido hace mucho tiempo. No podía permanecer igual, ¿no? Las coincidencias se volvieron extremadamente claras.

Regalos De Tom