Los guardacostas envían pescado
En unos minutos, los guardacostas confirmaron por radio: “Un barco con el pescado favorito de la ballena está de camino. Llegaremos enseguida” El equipo dejó escapar un suspiro colectivo de alivio, pero Clair les devolvió rápidamente a la acción. “Muy bien, preparémonos para poner en práctica el plan”, ordenó con firmeza. En un esfuerzo coordinado, comprobaron cada detalle del equipo, asegurándose de que todo estaba perfecto. Mientras tanto, el vasto océano se extendía a su alrededor, con las olas rompiendo y la tensión creciendo, mientras todos esperaban ansiosos la llegada de los guardacostas.

El guardacostas envía peces
Esperando al barco
La tripulación se apiñaba en cubierta, con los ojos fijos en el horizonte, y su inquietud crecía a cada momento. “¿Dónde está el guardacostas? Ha pasado demasiado tiempo”, murmuró uno de los oficiales, caminando nervioso de un lado a otro. Clair luchaba por mantener la compostura, pero sus pensamientos estaban fijos en Ethan, perdido en algún lugar de la oscuridad. “Aguantad, es fuerte”, intentó tranquilizar al grupo, aunque la incertidumbre pesaba sobre ella como un ancla. Los minutos parecían eternos mientras escrutaban el mar y el sol poniente proyectaba sombras largas y melancólicas sobre la cubierta.

Esperando al barco