Buscando otra opinión
El desagradable nudo que tenía en el estómago se intensificaba cada hora que pasaba. Necesitaba aliviar mis pensamientos. Decidí buscar otra opinión y planeé llevar el anillo a otro joyero al día siguiente. Aunque sólo fuera eso, me gustaría tener una explicación clara. La necesidad de arrojar luz sobre este enigma era abrumadora. Quería saber si mis ansiedades eran legítimas.

En busca de otra opinión
Una segunda opinión
La siguiente joyera era una mujer de visión aguda y tacto firme. Estudió el anillo con una lupa, con una expresión ilegible. Cada pausa en su investigación me cortaba la respiración. No la perdía de vista, esperando que no encontrara nada raro, pero temiéndome lo peor. Su minuciosa investigación no hizo más que aumentar mi ansiedad. ¿Qué descubriría que el primer joyero había aludido?

Una segunda opinión