La Carretera Interminable
La autopista se extendía interminablemente hacia delante, una cinta de asfalto que desaparecía en el horizonte. A medida que el sol descendía, proyectaba largas sombras sobre el paisaje, cuyos movimientos eran casi rítmicos, como si bailaran al son de una melodía invisible. Jake estaba sentado en silencio junto a la ventanilla, con una expresión mezcla de curiosidad y fatiga. Probablemente nunca había viajado en camión, pero permanecía en silencio, con sus pensamientos ocultos tras un velo de quietud. Sospeché que era su forma de procesar las difíciles circunstancias por las que atravesábamos: una tranquila resistencia ante la incertidumbre.

La Carretera Interminable
Dibujando en el polvo
Mientras conducía, eché un vistazo para ver a Jake trazando formas en el polvo que se había depositado en el asiento de al lado. Tenía una leve sonrisa en los labios y parecía absorto en su propio mundo. Decidí no molestarle. En lugar de eso, me pregunté qué imágenes se formaban en su joven mente, qué historias estaría creando y repitiendo en silencio mientras la carretera se extendía ante nosotros. Pero, sobre todo, no podía dejar de sentir curiosidad por su historia, por cómo había llegado a estar solo en la cuneta de la carretera aquel día.

Dibujando en el polvo