Ojos en el retrovisor
Cuando salí para llenar el depósito, vi que Jake se quedaba dentro, con los ojos fijos en mí a través de la ventanilla. Su mirada era firme, curiosa, casi como si estuviera evaluando en silencio la integridad de cada uno de mis movimientos. No podía culparle. La vida nos lleva por caminos desconocidos. Le ofrecí una sonrisa tranquilizadora y me volví hacia el surtidor, dejando que el rítmico tintineo del combustible anclara mi atención.

Ojos en el retrovisor
Reuniendo lo esencial para la carretera
Con el surtidor apagado, entré en la iluminada gasolinera. Las estanterías estaban repletas de coloridos tentempiés y artículos de primera necesidad, lo que creaba una sensación de abundancia. Cogí un par de refrescos, una bolsa de patatas fritas y, por capricho, una revista; algo de lectura ligera no me vendría mal para el viaje que me esperaba. La cajera me cobró rápidamente y volví a salir, con los brazos llenos de provisiones. Estos pequeños artículos esenciales para el viaje eran algo más que simples tentempiés; eran pequeñas comodidades para hacer más llevadero el largo viaje que me esperaba.

Reunir lo esencial para el viaje