Proteger a los niños
Comparto mis conclusiones con ellos, omitiendo cuidadosamente los detalles que puedan afectar a mis hijos. “Esto va más allá de nosotros”, explico, con voz firme. Mike asiente. “Tiene razón. Tenemos que proteger a los niños de lo peor” Su silenciosa comprensión ofrece un pequeño pero significativo consuelo. Juntos discutimos cómo manejar la situación con cuidado, sopesando cada movimiento con cautela. Cada paso que planeamos se centra en proteger a los niños, asegurándonos de que no se vean afectados por el caos que se desarrolla entre bastidores.

Proteger a los hijos
Planificar la revelación
Sugieren organizar la confrontación de forma que aísle las consecuencias emocionales. “Tal vez podríamos enfrentarnos a ella cuando los niños estén en el colegio, así tendríamos un margen”, dice Tom, con tono reflexivo. Asiento con la cabeza, asimilando la idea desde un punto de vista práctico. Empezamos a planear el momento y el entorno ideales, con el objetivo de suavizar la intensidad de lo que seguramente será un momento volátil. Todos aportan sugerencias, trabajando juntos para formar un plan diseñado para minimizar el daño inmediato. El objetivo es claro: gestionar cuidadosamente el caos emocional y contener al máximo la inevitable ola de consecuencias.

Planificar la revelación