Pensamientos acelerados
Mi mente se acelera con dudas y teorías, pero mantengo la calma exterior. Cada momento que pasa durante la cena añade leña a la tormenta de preguntas y sospechas que se arremolinan en mi interior. ¿Se trata sólo de una aventura, o hay algo más bajo la superficie? Su teléfono vuelve a sonar y, durante una fracción de segundo, un destello de culpabilidad cruza su rostro. Memorizo todos los detalles, sabiendo que la confrontación ya no es una cuestión de “si”, sino de “cuándo”. Por ahora, sigo desempeñando mi papel, decidida a descubrir toda la verdad antes de dar un paso irreversible.

Pensamientos acelerados
Corriendo a la cama
Después de cenar, se excusa pronto, alegando que está agotada. “Estoy muy cansada, creo que me voy a la cama”, dice, sin apenas mirarme a los ojos. “Claro, no hay problema”, le contesto, disimulando la frustración que me oprime el pecho. Mientras ella desaparece escaleras arriba, recojo la mesa lentamente, con la mente agitada por cientos de pensamientos. Su abrupta retirada parece más una huida que un simple cansancio, lo que ahonda las sombras de la duda que ya se ciernen sobre nosotros. Ahora sé que el tiempo apremia: tengo que actuar con rapidez para descubrir toda la verdad que ha estado ocultando.

Deprisa a la cama