Pensamientos acelerados
Mi mente se agitaba mientras luchaba por comprender sus intenciones: ¿por qué había reaparecido Kendra después de tantos años con aquellos intimidantes desconocidos? Las preguntas sobre lo que podrían querer de mí se arremolinaban caóticamente en mi cabeza, cada segundo alargándose insoportablemente. Miré a Kendra, esperando que me tranquilizara o me diera alguna explicación, pero su expresión seguía siendo ilegible. La tensión en el aire era asfixiante y me hacía sentir completamente impotente.

Pensamientos acelerados
Hombres de rostro endurecido
Las expresiones endurecidas de los hombres no dejaban lugar a dudas de que la resistencia era inútil; sus rostros decididos dejaban claro que estaban preparados para cualquier desafío. El más alto de ellos me puso una mano firme en el hombro, dirigiéndome hacia la calle. Era dolorosamente obvio que mi única opción era obedecer y esperar respuestas más tarde; intentar huir sólo empeoraría la situación.

Hombres de rostro endurecido