Curiosidad zumbona
Su compostura se mantuvo serena, en agudo contraste con la inquieta curiosidad que zumbaba en mi interior. Mientras terminábamos de cenar, la promesa de respuestas flotaba en el aire. Me instó a confiar en el proceso, y su calma hizo que la espera me pareciera un poco más llevadera. Cada palabra que pronunciaba parecía tener peso, amplificando la gravedad de lo que me esperaba. El cielo nocturno sobre nosotros era claro e interminable, reflejando las posibilidades abiertas que podría traer el mañana. La expectación alcanzó su punto álgido.

Curiosidad zumbante
Confía en el proceso
Me aseguró que mis preguntas pronto tendrían respuesta, instándome a confiar en el proceso. Sus palabras, aunque tranquilas y serenas, tenían un innegable aire de finalidad. “Confía en mí”, dijo en voz baja. Sin otra opción, asentí con la cabeza, tragándome mi impaciencia. Cada momento se sentía cargado con el peso de secretos inconfesables, pero su actitud me instaba a esperar un poco más. La promesa de claridad flotaba en el aire, tentadora e inalcanzable.

Confía en el proceso