Cierre inminente
Una sensación de cierre y revelación inminentes llenaba el aire, palpable en la brisa fresca de la noche y en el susurro de las hojas. Cada fibra de mi ser parecía estar en sintonía con la anticipación, como una cuerda tensada a punto de romperse. El viaje que habíamos emprendido parecía estar llegando a su clímax y, por primera vez, sentí un destello de paz en medio de la incertidumbre.

Cierre inminente
Brindando por el viaje
Al brindar por el viaje -y por la bondad que lo había provocado-, el peso del misterio parecía más ligero, más soportable. El tintineo de nuestras copas resonó como una promesa cumplida. “Por los nuevos comienzos”, dijo, y sus ojos se encontraron con los míos con una calidez que sugería una comprensión compartida. Aunque seguía teniendo innumerables preguntas, la compañía de aquel momento hizo que lo desconocido me pareciera menos desalentador, casi como una aventura compartida en lugar de un rompecabezas solitario.

Brindando por el viaje