Le salió el tiro por la culata
Luis reconoció que el coste de erigir castillos era demasiado para su pueblo, así que optó por gastar su propio dinero. Por desgracia, se dio cuenta demasiado tarde de que era una decisión horrible. En 1885, el rey estaba endeudado en 14 millones de marcos, y nadie sentía lástima por él. Los consejeros de Luis le habían advertido repetidamente que se detuviera antes de llegar a esta situación. Sin embargo, cuanto más hablaban, menos escuchaba el Rey. En lugar de seguir sus consejos, Luis abandonó sus obligaciones y pidió prestado dinero adicional a la realeza europea.

Le salió el tiro por la culata
Los ministros tomaron cartas en el asunto
Luis siguió gastando dinero, a pesar de las advertencias de su gabinete sobre las consecuencias. En un intento de silenciarlos, el rey juró sustituirlos a todos. Sus ministros sintieron que había perdido autoridad y decidieron dar un golpe de estado. Tras pensarlo mucho, determinaron que el método más sencillo para deshacerse de Luis era declarar que estaba mentalmente enfermo y era incapaz de gobernar con eficacia. El componente más difícil del plan era obtener pruebas de su locura. Sin embargo, bastaron unos cuantos sobornos a los criados del rey.

Los ministros tomaron cartas en el asunto