Llamadas vacías
Marqué el número de John, con el corazón latiéndome con cada llamada. Cuando no respondió, me mordí el labio, sintiendo el vacío que creaba su ausencia. Apareció su buzón de voz y colgué, incapaz de reunir las agallas para dejar otro mensaje. Cada intento me cansaba y mi determinación flaqueaba. La enorme distancia que nos separaba parecía insalvable, lo que aumentaba mis dudas y ansiedades.

Llamadas vacías
Falsa ligereza
Cuando John respondió finalmente, no mencioné el anillo. “¿Qué tal el viaje?” Inquirí, intentando mantener un tono desenfadado. Hablaba despreocupadamente de reuniones y cenas, con voz ligera y desenvuelta. Al oírle hablar, cada palabra me parecía retorcida y empapada de mentiras. ¿Cómo podía sonar tan natural e inocente? Mis pensamientos gritaban que ya nada era lo que parecía.

Falsa ligereza