Una experiencia creativa compartida
Con el paso de los días, pintar se convirtió en una parte habitual de su rutina. James no era un gran artista, pero disfrutaba viendo pintar a Margaret. A veces lo intentaba él mismo, pero ella siempre se burlaba juguetonamente de sus intentos. “Dedícate a la fotografía, querido”, le decía ella y soltaba una risita. Pero en esos momentos, cuando se sentaban juntos en un silencio acogedor, su vínculo se estrechaba. No se trataba sólo del arte, sino también de la experiencia compartida de crear algo juntos.

Una experiencia creativa compartida
Una visita de sus hijos
Un día vinieron de visita los hijos de Margaret. James no la conocía, pero había oído hablar mucho de ella. Cuando llegaron, se sorprendieron al ver que su madre no sólo sobrevivía, sino que prosperaba. La casa estaba en mejor estado que hacía años, y la propia Margaret parecía más viva. “Tú debes de ser James”, dijo su hija Sarah con cariño. “Mamá habla de ti todo el tiempo” James sonrió modestamente y se sintió un poco fuera de lugar, pero se alegró de ver a Margaret rodeada de su familia.

Una visita de sus hijos

