El cuidador invisible
Cuando los hijos de Margaret pasaron el fin de semana con ella, James dio un paso atrás y les dejó espacio. Se dio cuenta de que su papel no era sólo el de un ayudante, sino también el de un cuidador invisible, que apoyaba a la familia sin eclipsar su relación. Sabía que Margaret apreciaba las visitas de sus hijos, aunque fueran poco frecuentes. Cuando se marcharon, se entristeció al verlos partir, pero expresó su gratitud a James. “Estuviste aquí cuando ellos no pudieron estar”, dijo en voz baja. “Eso significa mucho para mí”

El cuidador invisible
Una enfermedad repentina
Una mañana, cuando llegó James, Margaret ya no era ella misma. Estaba pálida y respiraba con dificultad. Alarmado, James insistió en llevarla al médico. Ella aceptó a regañadientes. En el hospital se enteraron de que había contraído una grave infección respiratoria. Los médicos querían mantenerla en observación. James permaneció a su lado durante las largas horas, cogiéndole la mano y tranquilizándola. Aunque Margaret estaba débil, su presencia parecía reconfortarla, como si el hecho de saber que no estaba sola le diera fuerzas.

Una enfermedad repentina

