Distracciones
En los últimos tiempos, parecía que Tom tenía un sinfín de responsabilidades para Emma. Ya sea para buscar algo en el desván, organizar libros o limpiar zonas distantes de la vivienda, Emma siempre se encontraba en pie. Esta nueva necesidad parecía intencionada. ¿Buscaba mantenerla alerta? El concepto la perturbaba. Sus tareas habituales, que parecían aleatorias e insignificantes, le hacían cuestionarse si intentaba mantenerla alejada de algo… o de algún lugar.

Distracciones
Viaje repentino
En una mañana, Tom se aproximó a Emma con un aviso imprevisto. “Deseo partir por un par de días, un viaje pequeño”, expresó, esquivando su mirada. Emma recibió un golpe en el corazón. Era la ocasión que había estado ansiaba: un hogar para ella única, sin distracciones, y la posibilidad de descubrir aquella puerta escondida. Presentó indiferencia, pero en su interior, su curiosidad se inflamaba.

Viaje Repentino